14.2.08
"CONTRATO DEL INMIGRANTE".
Adjunto a continuación una carta, elaborada por un grupo de antropólogos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, con la que me identifico y suscribo en todos sus términos.
"Somos un grupo de antropólogos, de diferentes tendencias políticas, que ejercemos aquí en España. Los temas de la “cultura”, de la inmigración y de la convivencia entre grupos humanos son temas que caen plenamente dentro de la teoría y la práctica de la antropología, por lo cual estamos especialmente cualificados para dar una opinión experta en estas áreas.
Queremos expresar nuestro más enérgico rechazo a la propuesta del Sr. Rajoy de exigir a las personas que inmigran a España la firma de un contrato que, según entendemos, tiene tres aspectos principales: el compromiso de respetar las leyes y la Constitución de España, el compromiso de aprender español y el compromiso de respetar las costumbres españolas. Nuestras razones son las siguientes.
Primero, con el mero hecho de estar aquí, toda persona que reside en España –tanto si tiene la nacionalidad española como si no- tiene la obligación de respetar la Constitución y las leyes.
Segundo, como todos sabemos por experiencia propia, los idiomas se aprenden cuando uno tiene necesidad de ello. La amplia experiencia de las migraciones a nivel mundial enseña que, aunque la primera generación no siempre logre una plena competencia lingüística en la lengua del país de acogida, la segunda generación, escolarizada en el idioma del país, sí lo logra sin problema. La manera de conseguir la integración lingüística de las personas inmigradas es mediante el apoyo del Estado, con la oferta de clases sin coste en centros municipales, en horarios factibles para las personas trabajadoras, no mediante un “contrato”.
Tercero, y éste es el punto del que mayor conocimiento tenemos, la cultura (que incluye las costumbres) no es un todo homogéneo compartido por los ciudadanos de un país. No existe cultura nacional, ni cultura europea, que se pueda definir con un cierto número de elementos básicos con los cuales todas las personas están de acuerdo. Las pocas normas y los pocos “valores” considerados imprescindibles para el funcionamiento del país están plasmados en la Constitución y en las leyes (la democracia como forma de gobierno, la responsabilidad civil, la igualdad de las personas ante la ley...).
Todo lo demás son prácticas, que pueden ser más o menos extendidas o limitadas a unos grupos u otros. No hay más que darse un paseo por la geografía española para darse cuenta de ello. Además, las costumbres y la cultura no son fijas; sólo hay que pensar en las costumbres de hace cincuenta años para ver lo cambiantes que pueden ser. La imposibilidad de definir un acervo común de costumbres “españolas” saltará a la vista en cuanto se intente poner en práctica.
Finalmente, la meta a alcanzar en el mundo de hoy es una convivencia buena y enriquecedora. La falta de claridad en la definición del “problema” a resolver y la propuesta para resolverla, con un planteamiento simplista, incorrecto e insuficiente, tiene el efecto de fomentar una xenofobia siempre latente que sólo puede dañar a todos, ciudadanos españoles y personas inmigradas por igual".
FIRMADO:
Honorio Velasco Maíllo
Fernando Monge
Margarita del Olmo
Nancy Konvalinka
Traude Müllauer-Seichter
Sara Sama Acedo
Asunción Merino Hernando
Paz Moreno Feliu
Ubaldo Martínez Veiga
Ángel Díaz de Rada
Elena Hernández Corrochano
Alfredo Francesch Díaz
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2 comentarios:
mucha gente solo cree que la integración es enseñarle al "negrito" a decir "si wanna" y "quiere el señor leche en el café?", pero integrarse es mas, es saber como funciona lo de las colas en las taquillas, o lo de los horarios de los bancos, o como comportarse en una comunidad de vecinos-as para que no haya problemas, lo de sacar la basura en bolsas y separada, etc. etc.
Eso es lo que les integraría realmente y no vanalidades.
vaya antropologos de pacotilla. Claro que hay que respetar las leyes, y las costumbres que no estan en las leyes, y las ordenanzas y las buenas costumbres, y no joder por todas las administraciones:educativa, sanitaria, judicial, estatal, local y autonómica. El emigrante piensa en trabajar poco, ganar mucho, que le den el paro, que le resuelvan sus enfermedades (muchos vienen a eso solo), que les den la baja y muchos a negociar con el "guante blanco". No todos son asi, por supuesto, pero esa plataforma de antropologos se tendrían que ir de viaje a la selva y seguir estudiando un poquito.
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