5.2.09

49ª Nota.


EL HOSPITAL DEL ROSELL SE COLAPSA.
«Esto es una vergüenza. Para cambiar a mi madre tengo que pedirle el biombo al señor que tengo enfrente. Igual que para hacer pipí», denunció una mujer que prefirió que su identidad no fuera revelada por temor a represalias. En su caso, lleva desde el lunes pidiendo una almohada y sufriendo las corrientes de aire cada vez que abren las puertas de Urgencias. «Nos tratan como perros. Sin intimidad, con equivocaciones en la medicación y en la comida. Esto es un auténtico caos», denunció la misma afectada.

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