22.4.08

9ª Nota

En la ciudad de Valladolid, una muchacha de 18 años acaba de obtener un reconocimiento filosófico por haber escrito un pequeño ensayo en el que defiende la imposibilidad de reduccionismo tratándose de los seres humanos. Es imposible, parecía proclamar, que se de cuenta del hombre como se da cuenta del comportamiento de un electrón en el átomo de hidrógeno. Quizás no sólo es así, sino que produce tremendo terror que así sea. De ahí la ciénaga en la que se empantanan las consideraciones sobre todo aquello en lo que nuestra entereza se pone inevitablemente a prueba, de ahí la insoportable falacia del discurso legal y moral sobre el dolor y la muerte. Falacias de todo tipo y relativas a los más variados temas. Mentiras a las que no se les da importancia en el plano de la política y mentiras en torno al valor de la vida y a la manera como encarar la muerte. Mentir por mentir, en lugar del hablar por hablar(Gómez Pin. El Boomeran.com)

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